01 julio 2011

Con todo, menos amor

 Tú asqueroso engendro de Dios, que crees que has sido engendrado a este mundo para algún bien, pues no, estas aquí porque yo he querido que lo estés, porque yo soy quien te manipula, quien te ha enseñado a ser quien eres, quien te enseño hablar, a caminar… Quien te llevo por esos senderos por los que ahora caminas, y por los que algún día, volverás a tomar para llegar a mí, para que te libere de todo cargo, de esa conciencia sucia que contigo llevas… Todo, todo lo que pasa por tu cabeza sobre ti, sabes que es porque eres un ser abominable, asqueroso, repulsivo…todos esos adjetivos que al asco y sus sinónimos se refieren.
 Antes de que decida hacer tu posible destrucción, acércate a mí, tu dueña, y vuelve a arrastrarte, como una miserable rata…
 Ni el sustantivo de rata mereces llevar, semejantes animales no merecen llevar el insulto que conlleva ser tú, prefiero catalogarte como un esperpento, porque sabes que eres ridículo y un insulto para la vida misma, sin nombrar, a la pobre Tierra, que tiene que soportar que en ella vivas y te reproduzcas… ¡Ah! Es cierto, ¿tú reproducirte? Jamás, ningún ser humano, ni ser viviente, tales como los animales, tendrían corazón o escrúpulos para reproducirse contigo, antes todos preferirían la muerte o ser torturados eternamente por los dioses griegos… Eso 
sería una bendición, antes que acercarse a ti o saber de tu existencia.





No hay comentarios:

Publicar un comentario