Recuerdos plasmados en el papel, escritos con una fina tinta, fácil de borrar del papel, pero nunca de la memoria…

Palabras que no surgirían de la voz, surgen en el papel...

Construyes castillos, tus fuertes castillos, para ocultarte y protegerte del exterior, depositas toda tu fe, en esas murallas que te separan del peligroso exterior… Tu miedo a veces se duerme, porque te sientes protegido, pero, cariño…tú mismo destruyes esas paredes que te protegen, tú solo buscas tu muerta, porque… todo lo que tocas lo destruyes, y no te preocupas, ya que, la culpa siempre será de otro ¿no?...

Always they are the culprits, not you

Un recuerdo permanece para guiar el camino, y susurrar.

Don't lose sight

Don't deny

Somos hojas con la intención de caer, hay un significado para nuestras semillas de elogio.

Una luz, una pequeña luz que alumbra vagamente la habitación, el dueño de la casa donde se encuentra esa luz, sabe que pronto se acabará, llegará a su fin y no alumbrará más, toda la habitación quedará sumida en la oscuridad, otra vez, hasta que se acuerden de que en esa habitación no hay luz y entonces vayan y la vuelvan a alumbrar con una luz más fuerte y radiante que la anterior, para que esta vez las cosas de la estancia se vean más claras y hermosas, y no tan lúgubres y tristes...

Sólo hay una cosa peor que el  << ya no te quiero>> y es, <<ya no confio en ti>>, lo primero atañe al otro, lo segundo te atañe a ti, y a nadie más que a ti.

Un día soleado en la playa, se encontraba otra vez sentada en la orilla del mar, esperando algo, que no conocía…  Tal vez podría un mensaje en botella, una llamada inesperada de los sonidos que traía el viento, una visita de algo que las olas arrastrada, esperaba…algo…

Pasaba el tiempo, ya el día en la playa no era soleado, el sol se escondía detrás de las montañas, ocultándose como hacía cada día dejando un pequeño rastro de oscuridad antes de que cayera la noche, y allí seguía, no sentada en el mismo sitio, ya que la marea había subido y las olas mellaban contra las rocas dejando un sinfín de sonidos, sonidos que en parte eran molestos y en parte relajaban, o la hacían evadirse del mundo…Se transportaba a un lugar, lugar que quizás no exista, pero allí estaba lo que buscaba, ese objeto que la llenaba de tranquilidad, que hacía que se sintiera bien… No estaba claro que le pasaba, ni que pensamientos corrían por su mente… Pero si de algo se aseguraba era, que allí estaba bien, fuera donde fuera, su pequeña utopía. 

El tiempo pasa, y las cosas se van rompiendo, desgastando, corroyendo… Tampoco es necesario un fin para ellas, también se pueden perder…

Después pasado un tiempo empiezas a anhelar esas cosas… cuando ya se han ido, cuando sabes que es casi imposible su regreso…