Soñaba con tu caída, soñaba con tus lágrimas de dolor, soñaba con tu muerte… Tu cara de dolor, tu sangre en el piso, tus lágrimas que bañaban tu bruta cara… Aquellos gritos de dolor que atravesaban mis oídos, que torturaban mi mente y perturbaba mi ser…
Cuando con mis ojos vi, tu cuerpo yacer en el piso, mi sonrisa se iluminó junto con mis ojos… ¿Qué debía hacer? ¿Recogerte o dejarte que te pudrieras ahí como te merecías? Difícil elección, o alomejor no tan difícil… ¿A quién dejo actuar, al odio, asco y rencor o a la compasión?
Después de todo lo que hiciste y predicaste, debería dejarte ahí y esta vez regodearme yo en el placer de verte a ti en semejante estado…
Llega el momento de tomar la decisión del qué hacer o no hacer, ya sé lo que haré… Te dejaré ahí, no hago ningún favor salvándote…
Desángrate, llora, grita, solo tú te oirás como siempre has hecho.
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